Ahora ya estamos acostumbrados a añadir material de enriquecimiento a las plazas de gestación. La paja es lo que más les gusta a las cerdas, pero veamos cuál es la mejor manera de hacerlo para obtener un resultado óptimo, fijándonos bien en el tamaño de la rejilla y en cómo dispensarla.
En este caso, el porcicultor añadió un sistema de muelles al dispensador, que mantiene la paja "prensada" contra la rejilla, evitando (según él) el desperdicio de paja no destinada a la masticación e ingesta.
El sistema funciona muy bien, solo hay que modificar dos detalles: la dureza del muelle, que actualmente mantiene una presión un poco alta sobre la paja dificultando su consumo por las cerdas, y el tamaño de la malla de acero de la rejilla que es 2-3 centímetros demasiado estrecha.